En "el arte de pasar hambre", de Armando Buscarini, se pintan de cuerpo entero los ambientes zarrapastrosos en los que se movían los bohemios, siempre urgidos de inspiración y desinfectante.Ahí está el caso del poeta sevillano Rafael Lasso de la Vega, famoso por sus sablazos a los poetas señoritos de América latina y por el hambre canina que lo llevó a comerse con patatas al perro de la pintora Bettina Jacometti, suceso versificado para los tiempos venideros por el poeta Francisco Vighi:
Pobre perro de Bettina
que se lo ha comido Lasso
un día que andaba escaso
de acuñación argentina
de «La flor de la canalla», de Fernando Iwasaki
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