Le sorprendió por la espalda y le rompió el cuello.después le arrancó las orejas y se comió parte de una de ellas, incapaz de esperar a llegar a su pensión para hacerlo, y abandonó la habitación con la misma disposición de ánimo con la que había entrado.En la calle, segundos después, un niño pequeño con un monopatín bajo el brazo se cruza con un hombre que sufre un ligero ataque de hipo, y le dice:
-"Oiga, señor...yo sé como ayudarle,....¿quiere que le de un susto?.
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